Tuesday, July 01, 2008

El Baile que Salvo la Luz




Como cualquier otro día salí a la calle, sus gritos me aterraban y su falta de color me excluía… pero cada día debía luchar contra ellos para sobrevivir…
Los demás me miraban de igual manera, un escepticismo mutuo. En un mundo pintado en grises, mi mente se encontraba vacía, sola… y corría el peligro de un contagio que sería eterno, irreversible.
En un mundo inerte, todo lo que mi mente generaba se perdía, era aplastado… mis sentimientos se evaporaban, chocaban contra corazas negras, metálicas, contra imperturbables ojos, cuyas miradas me atravesaban y se perdían.
Mis sentimientos en forma de color morían al segundo siguiente que mi cuerpo los lanzaba a esa atmosfera…
Se convertían en el vacío, en miedo, en tristeza y caían al suelo, para formar parte del asfalto, de la tierra, que era triste, temerosa y vacía…
Las calles repletas de sombras humanas, que andaban de un lado a otro, se perdían por la inmensidad de dichas avenidas, que eran tan grandes y silenciosas, que mi razón era incapaz de sugerirles final alguno.
Y así fue siempre.
Y así era siempre.
Así que me resigne. O no…
Pero me senté, en medio del gentío, en un solitario banco, en una playa de arena negra, de cielo oscuro, y de un mar tan bravío que parecía querer tragarse toda la vida de ese mundo muerto.
Y mi color fue perdiendo la batalla, mis ojos perdieron su brillo y mi Color dejo entrar al negro, al gris… y comencé a dejarme llevar hacia un viaje del que no regresaría y del que tan solo el silencio seria mi guía. En un momento formaría parte de todo lo que me asustaba y ya nunca habría algo dispar en todo aquel universo, todo sería uno, un solo gris.
Y entonces, al lanzar la última mirada hacia el horizonte, lo vi.
Al principio solo fue para mis ojos una simple mancha blanca, una nube, un espejismo y a punto estuve de cerrar los ojos y permitir que acabara… pero no sé por qué, no lo hice. Y aquella figura se acerco más y más, y tomo forma.
Corría por la orilla a una increíble velocidad y era difícil seguirlo, por que parecía que su cuerpo desapareciese unos segundos, para volver a pisar la arena unos metros más adelante.
Era el caballo más bello que jamás había contemplado mis ojos.
¡Y lo más maravilloso es que bailaba! Pateaba la negra arena con furia, pero sus movimientos eran suaves, sencillos y bellos. Era blanco, tanto que molestaba si te fijabas en el y su pelo se perdía en los confines del viento, acompasando los movimientos del enorme animal.
Pero lo más increíble era que su baile era danza y lucha, blandía sus patas con fuerza, relinchando y perforando la oscuridad, dejando que su luz lo inundase todo. La arena brillaba y ya no era negra ni oscura, si no blanca, como sacada del paraíso, por que el sol, que empezaba a asomarse por las nubes, lo iluminaba todo.
El mar, mas furioso que nunca, comenzó a intentar, sin éxito, tragarse al caballo, llevarlo a sus confines, pero este, enfureció sus movimientos, sin perder su arte, bramo, relincho y se encabrito, revolviendo su pelo y tensando cada uno de sus músculos, y mientras venia hacia mí, siguió y siguió bailando, trotando contra la nada, el olvido y la oscuridad.
Me levante y rompí esa simbiosis de muerte que pretendía mi control, y sin dudarlo, con el corazón bramado igual que él y no temiendo absolutamente nada, fui hacia él. Un pasillo de luz me abrió el camino y vi el sol y el cielo azul, vi el mar en calma y sentí paz, mientras a nuestro alrededor seguía la guerra, los azotes de mar que gritaba, por mantener la calma del olvido y de lo Gris, la arena negra quemaba y el cielo gris, comenzó a tronar.
Era un caos pero yo y el caballo éramos exentos a el, la luz y su baile me tenían totalmente absorto.
Frente a mí se levanto a dos patas y me mostro su poder, luego me bailo. Solo para mí, sin que nada ni nadie perturbara ese momento. Su mirada me hablo en su idioma y la mía le hablo en el mío…

La arena blanca se convirtió en polvo de oro y su blanco pelaje en luz celestial y todo fue un baile mágico.

En un segundo me agarre a su pelo y subí a su lomo, y como un rayo cabalgo por la orilla pateando el mar que intentaba agarrar sus patas. Fue tal la velocidad que alcanzo que a su paso conseguí ver la luz que, atrapada en la oscuridad, en el olvido y la quietud, impregnaba toda la ciudad. Y sentí pena por todos ellos.

No se en que momento paró de galopar, pero si se, que en ningún momento de nuestro viaje, dejo de mostrarme su danza. Siempre bailó para mí.


para mi bailarin

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Muchas gracias mi Guapo para esta articulo.... magnifico... :$

Te echo de menos...

Besos

Tu bailerin

2:50 AM  
Anonymous Anonymous said...

Los días pasan y pasan desde que nos hemos visto para la primera vez y desde que estamos juntitos H24 lol. Te quiero como nunca he querido alguien y nunca quiero perderte, y yo haré el mejor para ti cada día. Sin ti, ahora, no puedo imaginar mi futuro por qué en poco tiempo, has robado mi corazón y has encontrado una nueva forma de enseñarme l amor. Rafael, para siempre seremos juntos.
Te quiero mi vida y gracias para lo que haces cada día par mi y de hacer me feliz a cada momento de mi vida.

El que baila para salvar la Luz

5:58 AM  

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